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Liga española ::. El Real a dos Puntos del Barcelona

El Nero
Fue un trabajo sencillo, efectuado con rapidez, tan fácil que pareció no exigir un gran esfuerzo al Real Madrid, infinitamente superior a un timorato Levante, que pasó por el Bernabéu en silencio. Su visita será olvidada tan rápido como el partido, que en muchos minutos llegó a ser de difícil digestión. Benzema y Carvalho pusieron firma a una victoria que permite a Mourinho acumular nueve años sin perder un encuentro como local. Toda una vida deportiva para muchos.

La comodidad del partido quizá ya la imaginaba el técnico portugués, que dio descanso a Xabi Alonso y Özil, dos de los jugadores más determinantes y con más talento de la plantilla. Tan endeble fue el rival que tuvo delante, que el Madrid apenas acusó su ausencia. En ello tuvieron más que ver las limitaciones del Levante que las excelencias de Lass, Khedira, esa extraña pareja en el mediocentro, o Kaká, cuya presencia no aporta beneficio alguno al equipo.


Los dos primeros estuvieron más que correctos, pero lo cierto es que no se vieron exigidos en ningún momento. Estuvieron muy por encima de sus rivales, que les permitieron maniobrar por el centro del campo con una libertad absoluta. El Levante salió asustado, tímido, demasiado atrás y muy permisivo con el Madrid, que no encontró ningún obstáculo para llegar hasta el área visitante.

Cristiano, Benzema o Di María ganaron con enorme facilidad la espalda a una defensa tan numerosa como endeble. Cerra, Nano, Ballesteros, Del Horno y Juanfran quedaron demasiadas veces en evidencia, en especial en el primer tiempo, cuando todavía no se había ventilado el choque. Di María fue el de meses atrás. Se le vio activo, vertical y regalando esos pases tan largos como precisos con los que lleva rompiendo defensas desde que llegó al Bernabéu. El argentino fue el mejor del partido.

Cristiano se obsesionó con la búsqueda del gol y volvió a olvidarse de que había compañeros a su alrededor. El ejercicio de solidaridad que ofreció en Cornellá quizá fuera un espejismo. Creyó que el balón era suyo, pareció uno de esos niños que no sueltan la pelota que le han regalado los Reyes Magos.

Quien sí parece otro, transmite otra imagen y se le ve con una actitud diferente es Benzema. Ha espabilado. Adormilado desde que llegó al Madrid, el francés ha ido a despertar en invierno de ese estado de hibernación permanente en el que parece vivir. Así es Benzema. Aunque quizá todo es más sencillo y ha tomado conciencia de que su futuro en el club empezaba a estar seriamente comprometido. La realidad le ha golpeado con dureza y él ha sabido reaccionar.

El francés apenas tardó siete minutos en extender la alfombra roja hacia la victoria. Él firmó el gol, pero el gran mérito fue de Di María, que esquivó a tres defensas antes de ceder el balón a Benzema, que sólo tuvo que empujarlo. Más sencillo lo tuvo aún Carvalho para marcar el segundo, poco antes del descanso. El central portugués remató solo a un metro de la línea una falta sacada por Cristiano. Los defensas del Levante se olvidaron de abandonar su zona para seguir a Carvalho, que ya suma tres goles en Liga.

Con todo decidido, lo peor para el partido fue que todavía debía jugarse la segunda parte. 45 minutos eternos, en los que el Madrid se dejó llevar y el Levante respiró algo, aunque bien es cierto que si no recibió más goles fue por la acertadísima actuación de su portero Munúa.

Hubo que esperar al último cuarto de hora para ver algo diferente. Llegó en ese instante el momento de la pruebas, de esos movimientos tácticos que tanto le gustan a Mourinho. Özil y Adebayor sustituyeron a Kaká y Di María. Benzema se tiró a la izquierda, Özil arrancó desde la derecha y Adebayor se movió por detrás de Cristiano. Agradeció el Madrid la entrada de Özil, sus movimientos entre líneas y sus pases, y se acercó más al gol. Logró uno después una gran acción individual del alemán, pero Adebayor estaba en posición ilegal cuando remató.

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