La merecida victoria llevó las firmas de José Antonio Reyes y Kun Agüero, los autores de los goles en la segunda mitad, y demostró la capacidad y las posibilidades del conjunto rojiblanco, que esta vez funcionó como un bloque compacto y prácticamente impenetrable atrás hasta el punto de que David de Gea apenas tuvo que estirarse hasta el minuto final, cuando detuvo un penalti a Diego Milito.
Sólo sufrió los primeros cuatro minutos, con tres disparos y dos córner del Inter, porque desde ese momento surgió un Atlético dispuesto a no conceder nada, ni un error en una defensa novedosa, con el colombiano Luis Perea y el uruguayo Diego Godín como centrales y Álvaro Domínguez como lateral zurdo, ni un balón en el centro del campo y ni una pizca de pausa a la zaga rival en ataque.
No se sintió incómodo el Atlético en un escenario de posesión de balón de su contrincante, porque ofreció siempre una aterradora sensación de peligro para la defensa interista cada vez que rondó su área, sobre todo en las acciones del argentino Kun Agüero, que ha terminado a tope la pretemporada, con chispa, rápido, fuerte...
Lo demostró en cada balón dividido con sus marcadores, superiores en centímetros, pero inquietos en cada lucha con el '10' rojiblanco, como en el minuto 6, en el que una acción por banda del portugués Simao, en el once en detrimento de Fran Mérida, acabó con el Kun arrollado por Chivu cuando iba a cabecear a gol en el área pequeña.
No vio penal el suizo Massimo Bussaca, el árbitro de un duelo que caminaba entre la posesión y algunas ocasiones del Inter, protagonizadas por el argentino Walter Samuel, que falló un cabezazo con pinta de gol, o el camerunés Samuel Eto'o, con un intencionado tiro junto al poste, y los fogonazos ofensivos del Atlético, cada vez mejor y con Raúl García y Assuncao notables en la contención.
Una jugada de Reyes, un par de disparos del Kun, una internada de un activo Forlán, ataques demasiado esporádicas, pero oportunos para discutir al Inter, ni tan superior ni tan efectivo, al menos en la primera parte, como podían anticipar su colección de títulos en 2010 e incapaz de forzar una parada de David de Gea hasta el minuto 87, ya con 0-2 en el marcador y a un penalti lanzado por Milito.
Sí lo hizo el Atlético, cada vez más incisivo en sus contragolpes, cada vez con más argumentos y más confianza para merecer la victoria, para sentirse con las mismas, sino más, opciones de levantar la Supercopa de Europa que el Inter, que se estrellaba una y otra vez con la seriedad del equipo rojiblanco.
Reyes avisó con una jugada individual, salvada con una mano increíble del brasileño Julio César, y golpeó en la siguiente acción, una pared con Kun Agüero, un amago a Maicon y un tiro raso inalcanzable para el guardameta del conjunto italiano. Un 0-1 merecido con aún media hora para la conclusión del duelo.
Mucho tiempo aún para decidir una final que ya tenía un intenso color rojiblanco ante un Inter incrédulo ante la manifiesta superioridad del Atlético, con una enorme seguridad en defensa y con otro puñado de contraataques veloces, pero que finalizaron sin la contundencia necesaria ante la portería rival... hasta el minuto 82.
En ese momento, el equipo rojiblanco sentenció el duelo, en una ágil acción de Simao por la banda izquierda, desde la que colocó un centro perfecto, en el sitio justo para que Agüero, sin marcador, empujara a la red el 0-2, el segundo gol de una Supercopa histórica, de un partido magnífico de un gran Atlético, que terminó por completar la gran parada de De Gea al penal lanzado por Milito.
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