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Parma y Lazio igualaron en el Tardini por 1 a 1 con goles de Hernán Crespo y en contra de Luca Antonelli y, de esta manera, el Águila mantiene la segunda posición de la tabla, que ocupa con 26 unidades, pero ahora a menos tres de Milan, mientras que los azul y oro alcanzaron a Fiorentina en el treceavo escalón del torneo, ambos con 15 puntos.
Un resultado justo, que premió el esfuerzo de ambos pero dio también una justa penalidad a los varios errores que los dos equipos hicieron, tanto en fase defensiva cuanto a la hora de concretizar en la delantera.
Desde los primeros minutos se entendió que el match iba a ser entretenido, porque los dos cuadros se enfrentaron cara a cara, movieron bien el esférico y buscaron con insistencia el arco adversario. Sin embargo, se vio también que el desafío iba a ser complicado para todos los protagonistas, porque la cancha estaba muy pesada y no favorecía plenamente el juego veloz y por el piso.
A mediados de la primera etapa, la visita parecía estar tomando el control del trámite, pero paradójicamente justo en ese momento llegó el 1 a 0 para Parma: Radu le dejó demasiado espacio a Angelo, quien recibió sobre su derecha, tuvo el tiempo de darse vuelta y de tomar la puntería para meterle un centro perfecto a Crespo, quien fue realmente muy hábil en cabecear cortando hacia el primer palo y clavarla a lado del segundo.
Los albicelestes no se dejaron desmoralizar y siguieron jugando hacia adelante, con una actitud muy positiva, si bien arriesgando algo más en defensa, exponiéndose demasiado a las contras rivales. En ese marco, fue fundamental la labor de Mauri, seguramente la figura del partido, porque se hizo realmente cargo del equipo, ayudó en defensa y fue siempre el primero en proponerse adelante para salir a buscar el empate.
El empuje constante de Lazio, dirigido por un activo pero muy impreciso y egoísta Zárate, dio sus frutos con algo de suerte al tercer minuto de descuento: el argentino puso un centro desde la banderita, Floccari rozó alargando la trayectoria y Antonelli no tuvo el tiempo de correrse, con el balón que le pegó en el hombro y se fue directamente a dormir en el fondo del arco local.
En el complemento, los equipos se vieron muy cansados y hubo muchos más espacios, sobre todo para Lazio, que hubiera podido anotar de contra por lo menos tres veces. Sin embargo, fue evidente que el cansancio no sólo pesó sobre las piernas de los defensores azul y oro, sino que también en las cabezas de los muchachos de Reja, que con poca lucidez no supieron aprovechar de un par de situaciones de "dos contra uno" o de "tres contra dos".
Así, fue casi inevitable que el partido se cerrara sin variaciones en el marcador, puesto que ninguno de los dos cuadros dio la impresión de tener las fuerzas necesarias para meter otro gol. Sobre todo el match se apagó sobre el final, cuando Rocchi entró al lugar de Zárate y Lazio perdió casi todo el potencial de ataque que había lucido hasta ese momento.
Un resultado justo, que premió el esfuerzo de ambos pero dio también una justa penalidad a los varios errores que los dos equipos hicieron, tanto en fase defensiva cuanto a la hora de concretizar en la delantera.
Desde los primeros minutos se entendió que el match iba a ser entretenido, porque los dos cuadros se enfrentaron cara a cara, movieron bien el esférico y buscaron con insistencia el arco adversario. Sin embargo, se vio también que el desafío iba a ser complicado para todos los protagonistas, porque la cancha estaba muy pesada y no favorecía plenamente el juego veloz y por el piso.
A mediados de la primera etapa, la visita parecía estar tomando el control del trámite, pero paradójicamente justo en ese momento llegó el 1 a 0 para Parma: Radu le dejó demasiado espacio a Angelo, quien recibió sobre su derecha, tuvo el tiempo de darse vuelta y de tomar la puntería para meterle un centro perfecto a Crespo, quien fue realmente muy hábil en cabecear cortando hacia el primer palo y clavarla a lado del segundo.
Los albicelestes no se dejaron desmoralizar y siguieron jugando hacia adelante, con una actitud muy positiva, si bien arriesgando algo más en defensa, exponiéndose demasiado a las contras rivales. En ese marco, fue fundamental la labor de Mauri, seguramente la figura del partido, porque se hizo realmente cargo del equipo, ayudó en defensa y fue siempre el primero en proponerse adelante para salir a buscar el empate.
El empuje constante de Lazio, dirigido por un activo pero muy impreciso y egoísta Zárate, dio sus frutos con algo de suerte al tercer minuto de descuento: el argentino puso un centro desde la banderita, Floccari rozó alargando la trayectoria y Antonelli no tuvo el tiempo de correrse, con el balón que le pegó en el hombro y se fue directamente a dormir en el fondo del arco local.
En el complemento, los equipos se vieron muy cansados y hubo muchos más espacios, sobre todo para Lazio, que hubiera podido anotar de contra por lo menos tres veces. Sin embargo, fue evidente que el cansancio no sólo pesó sobre las piernas de los defensores azul y oro, sino que también en las cabezas de los muchachos de Reja, que con poca lucidez no supieron aprovechar de un par de situaciones de "dos contra uno" o de "tres contra dos".
Así, fue casi inevitable que el partido se cerrara sin variaciones en el marcador, puesto que ninguno de los dos cuadros dio la impresión de tener las fuerzas necesarias para meter otro gol. Sobre todo el match se apagó sobre el final, cuando Rocchi entró al lugar de Zárate y Lazio perdió casi todo el potencial de ataque que había lucido hasta ese momento.
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